Nota de www.republica.com.uy/. muy interesante.

18.03.2014 22:35

Plantar es cultura

Publicado el 28/1/2014 - 7:00

Nuestra tradición retiene aún la imagen del trabajo en la tierra. Las fuertes corrientes de inmigrantes traían historias y modelos de vida en comunidad. El hambre, las guerras o simplemente la aventura, orillaron en nuestras tierras baúles enormes de proyectos.

Como en todo el mundo, el avance del capitalismo implica un proceso de desruralización y las personas nos vamos agolpando en las ciudades. Alejándonos, por ejemplo, de la producción de alimentos, con los costes que ello implica asociados al transporte entre otras cosas. De todas formas, a no ser por crisis fuertes, el alimento no ha escaseado en nuestro país.

Sin embargo, ese mismo crecimiento urbano está despertando nuevas necesidades que en realidad son parte de una vieja historia. Durante la crisis a los inicios de la década pasada, a partir de la demanda y de la movilización de estudiantes durante la huelga universitaria, tomó un nuevo brío la producción de alimentos en zonas urbanas, las huertas comunitarias. Fenómeno que se sostuvo en diferentes experiencias pero que pasada la crisis disminuyó. Ante la necesidad, vimos con ojos nuevos algo que veíamos a diario: los espacios verdes abandonados o subutilizados.

Hoy se estima que unas 800 millones de personas desarrollan estrategias de agricultura urbana a nivel mundial, como fuente de suministro en los sistemas alimentarios urbanos de los países subdesarrollados y una “válvula de seguridad alimentaria” decisiva para los hogares urbanos pobres.

Se estima que estas formas de producción proporcionan aproximadamente el 15% de los alimentos consumidos en las zonas urbanas del mundo.

En nuestro país, al lado de la agricultura urbana nace el Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria (Ppaoc). Hacia fines de 2002 y principios de 2003, se elaboró un programa a largo plazo en el que participan cinco servicios universitarios.

El Primer Censo de Emprendimientos Productivos y Agricultores Urbanos vinculados al Ppaoc y PAU-IMM, 2005 daba los siguientes datos: Número de emprendimientos – 120; Número de entrevistados – 223; Número de trabajadores en las huertas – 342; Número de beneficiarios directos – 673; Número de familias involucradas – 186. Y en cuanto al tipo de emprendimiento, la distribución mostró que el 75% de las huertas son de tipo familiar, el 19% comunitarias y el 6% institucionales o educativas.

Hoy es probable que estos números puedan haber variado, por ejemplo el programa de huertas en centros educativos ha tenido un fuerte impulso y según su informe, durante 2011 se realizó en 43 escuelas. Interesa en este informe ver también el impacto en la familia, donde el 50% dijo estar interesado en una huerta en el hogar, pero del otro 50% las razones de su desinterés son la falta de espacio y la falta de tiempo en un 80%. Son nuestros estilos de vida los que determinan la posibilidad de estas actividades.

Con esta información, observando lo que está sucediendo en la región y en el mundo, y los brotes que comienzan a resurgir en Uruguay, pensando en la capital importancia de poner el concepto de descentralización arriba de la mesa, no solo desde lo institucional sino como una forma distinta de gestionarnos la vida con los otros, creemos que es un buen momento para impulsar políticas que promuevan un uso distinto de las tierras urbanas no utilizadas. Para que los vecinos o distintos colectivos hagan de ello espacios de convivencia a través del trabajo y el esfuerzo conjunto.

No se trata solamente de una política de soberanía alimentaria, que lo es y que debe trabajarse también, sino y por sobre todo, acciones que nos permitan ir al encuentro del otro y pensarnos de una forma distinta. Por qué no imaginar que cuando en algún momento existan más y más ciclo vías, o espacios limitados para los automóviles, los árboles a sus orillas, sean frutales.

Hoy buena parte de la tierra se está destinando a producir poca variación de productos, muchos alimentos son utilizados con otros fines, y buena parte de los alimentos nos llegan repletos de pesticidas.

Rescatar aquellas tradiciones que traían una pequeña huerta en mente al bajar de los barcos, es una gran oportunidad para crear nuevos mundos también.

Cómo dicen por allí, “plantar tu alimento es como imprimir tus propios billetes”. Debemos pensar en el rol del dinero y para pensar mejor es preciso el estómago satisfecho. Por eso creo que es buen momento para comenzar a diseñar un proyecto sostenido y sustentable, que nos invite en esta causa cultural, y en eso estamos.

Plantar es cultura!